El tránsito en nuestro Perú constituye un excelente espejo de cómo somos en realidad, como sociedad, así como nos desplazamos e interactuamos entre todos los actores de la vía pública, la de TODOS, es así como somos. Es prácticamente imposible poder ocultar nuestra conducta en la vía pública, constituye el fiel reflejo de cómo estamos hechos.
La importancia del tránsito terrestre por vías expresas, avenidas, calles y carreteras la podemos comparar con una suerte de pequeño sistema, donde la comunidad toda, sella su impronta. La repetición crónica de los vicios conductuales ha desarrollado malos hábitos en nuestros conductores, peatones y usuarios de los servicios de movilidad urbana, interurbana, inter regional y nacional que producen la gran inseguridad vial que azota por décadas a nuestra nación. La reacción ya no debe esperar más, creo que nuestro tránsito y transporte debe ser declarado en ESTADO DE EMERGENCIA, esta medida permitiría legalmente reestructurar la frondosa y enredada normatividad y múltiples competencias, son demasiadas voluntades (entes) que intervienen en el tránsito y en el transporte.
Por otro lado, para nadie, salvo para los gamonales del transporte urbano, sería novedad, ya que en la realidad estamos en un estado de emergencia límite, por sus consecuencias en las personas y por lo caótico que significa movilizarse por Lima y las principales ciudades de la patria. El Callao a través de su alcalde decide asuntos que perjudicarán los planes de reestructuración que está trabajando Lima; en fin, hay mucha tela para cortar, pero la columna de hoy va por otro camino, declararlo en emergencia por 180 días permitiría instrumentar decisiones globales y determinantes para afrontar de una vez por todas cómo se debe encarar este tema. Veamos si es que realmente se tiene esta intención, o si realmente se comprende cuál es el tema de fondo. Continuaré.
Consultor Senior en seguridad vial de el CETTEZ de EnginZone
Instructor certificado del National Safety Council